Un viejo tratamiento utilizado por la medicina alternativa cobra nueva vida y es avalado por la ciencia al constatarse los beneficios que produce en los pacientes que padecen de diabetes y enfermedades de tipo cardiovascular.
La buena nueva es revelada por el doctor Gervasio Lamas, director de la División de Cardiología de Columbia University en el Mount Sinai Medical Center y director del estudio que arroja estos resultados y que será publicado este mes de enero.
Se trata del tratamiento de quelación, un proceso a través del cual una molécula, conocida como EDTA, actúa como un imán atrayendo las impurezas que existen en el cuerpo, como toxinas que hemos adquirido en el medio ambiente, capturándolas y permitiendo que esas impurezas sean expulsadas por la orina.
Según el experto, todos tenemos esas impurezas, que especialmente consisten en metales. “Por ejemplo, todos los que tenemos suficiente edad hemos estado expuestos al plomo porque hemos vivido en la época en que había plomo en la gasolina, en las décadas de 1980 y 1990”, explica el especialista. “Ese plomo entra en los huesos, se queda ahí y con los años empieza a causar problemas en el cuerpo y problemas vasculares”.
Indica el doctor Lamas que hay grandes estudios epidemiológicos patrocinados por el gobierno de Estados Unidos, donde se ha detectado a los pacientes plomo en el cuerpo y se ha visto que esos pacientes tienen una vida más corta, más infartos, hipertensión y accidentes cerebro-vasculares. Lo mismo sucede con el cadmio empleado en las baterías de los teléfonos celulares. “Cuando la gente se cansa del teléfono lo bota, la batería se disuelve y ese cadmio entra en el medio ambiente, la sustancia es luego adquirida por el humano causando enfermedad arterial, idéntica a la enfermedad arterioesclerótica causada por la diabetes, por fumar y por el colesterol alto”, explica. “Así que estas impurezas son factores de riesgo que como cardiólogos no hemos apreciado”.
De acuerdo con el investigador, el proceso de quelación se empezó a aplicar en el tratamiento de la arterioesclerósis en 1955 / 56, pero nunca se comprobó si servía o no y terminó siendo practicado por clínicos de medicina alternativa. La medicina alópata le dio la espalda y la declaró como una terapia peligrosa, pero en el 2001 el gobierno federal decidió patrocinar un estudio definitivo de la terapia de quelación, que fue dirigido por el doctor Lamas. El estudio se hizo entre Estados Unidos y Canadá en 134 sitios distintos con la participación de médicos de las universidades de Duke, Johns Hopkins, Harvard y la Mayo Clinic, con 1,708 pacientes a los que se les dio 55,000 infusiones de quelación, de las cuales la mitad eran placebos.
“Al final tuvimos una sorpresa y quedamos atónitos de ver el resultado ya que todos éramos cardiólogos convencionales”, comenta el doctor Lamas. “Yo creía que finalmente el estudio demostraría la ineficacia del tratamiento pero fue todo lo contrario: en pacientes que tenían su tratamiento óptimo y que, por ejemplo, estaban tomando medicinas y estaban bien tratados, al agregarles la quelación se encontró una reducción en eventos cardiovasculares como la ocurrencia de otro infarto, un accidente cerebro-vascular, que necesite una angioplastia o cirugía cardiovascular, u hospitalización por dolores de pecho, o morirse”.
Dice Lamas que hubo una reducción importante en el grupo entero, pero la sorpresa mayor fue cuando analizaron en particular, quién se beneficiaba más.
“Encontramos que cerca del 37 por ciento de los pacientes que habían tenido un infarto también eran diabéticos”, agrega. “En esos diabéticos hubo un beneficio extremadamente impresionante presentándose una reducción de los eventos cardiovasculares del 43 por ciento, una reducción de más del 50 por ciento en infartos y una reducción del 40 por ciento de la mortalidad total. Eso es algo que nos ha dejado muy sorprendidos pero que además requiere estudio cuidadoso antes de aplicarlo de forma general a todos los pacientes con diabetes, pero creo que estamos a punto de hacer un gran descubrimiento en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular.
Aparentemente en los diabéticos al eliminar la presencia de metales tóxicos se impide la formación de una sustancia que entra a las células, compuesta por moléculas de azúcar que se unen formando una sustancia como un chicle.
El doctor Lamas sostiene conversaciones con científicos de los Institutos Nacionales de Salud para ver si se logra una segunda etapa del estudio. “Ninguna farmacéutica está interesada en subsidiarlo, puesto que no hay grandes ganancias; los ingredientes del tratamiento son genéricos y muy baratos”, concluye.
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